martes, 25 de agosto de 2009

El alambrado del bonsái

Hay aficionados, e incluso profesionales del bonsai, que sencillamente no alambran. Prefieren formar los árboles exclusivamente mediante poda por motivos legítimos a los que no les falta validez; formar por el proceso de cortar, dejar crecer, cortar, etc... suele dar un resultado de aspecto más natural que mediante el uso del alambre, a menos que pongamos algo de cuidado al colocarlo, y además, no usar alambre elimina el riesgo de que éste se clave en la corteza cuando por descuido se deja demasiado tiempo en la planta. El árbol crece y engorda, pero el alambre no cambia; si éste no se retira a tiempo dejará marcas en la corteza del árbol que, dependiendo de la especie, pueden no desaparecer jamás.Por otro lado, el uso de alambre tiene sus ventajas: en primer lugar es un método mucho más rápido para aproximarnos al diseño que tenemos en mente pues no necesitamos esperar a que brote una rama en el punto preciso en que la necesitamos sino que simplemente giramos una próxima. En segundo lugar, desarrollar una rama también es más rápido; se deja crecer libremente, lo que dependiendo del árbol puede ser cosa de unas semanas, y luego con alambre se le da la forma deseada. Finalmente el alambre nos da la oportunidad de aprovechar un mayor número de ramas en, por ejemplo, materiales de vivero que de otra forma deberían sufrir una fuerte poda inicial. En resumen, el alambre nos ayuda a formar el árbol a una mayor velocidad.En ocasiones es recomendable usar alambre tras la primera poda de formación para más tarde refinar el bonsai únicamente mediante poda; esto sobre todo es válido para caducifolios. En otras, el uso de alambre es casi imprescindible si es que pretendemos que el bonsai mantenga una forma más o menos definida como por ejemplo en el caso de los juníperos.A parte de motivos estéticos, alambrar puede ser necesario para mejorar la salud del árbol. Por ejemplo, en árboles de follaje muy tupido apartar alguna rama situada en una posición poco afortunada puede permitir una mayor circulación de aire en las zonas del interior del ramaje, además de contribuir a que estas reciban una mayor cantidad de luz evitando su debilitamiento e incluso su muerte. Sólo debemos fijarnos en los grandes árboles de la naturaleza: normalmente en las zonas más próximas al tronco las ramas se encuentran peladas, sin una sola hoja o pequeña rama. En un bonsai se debe conseguir una buena ramificación interior para dar el aspecto de “árbol en miniatura” que buscamos.

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